En un giro inesperado, el secretario de Finanzas, Pablo Quirno, anunció el martes que el Tesoro Nacional va a meterse en el mercado del dólar libre para asegurar que funcione bien y tenga liquidez.
Esta movida, que se suma a otra que ya hicieron en secreto la semana pasada, es un cambio bastante grande comparado con lo que habían acordado con el FMI. Antes, solo podían vender dólares oficiales si el precio llegaba al límite superior de la banda. La idea, a voz popular, es frenar la subida del dólar antes de las elecciones de octubre, en un momento de bastante incertidumbre y volatilidad en los mercados.
Históricamente, el acuerdo con el FMI decía que solo se intervendría en el mercado cambiario en situaciones límite, como cuando el tipo de cambio oficial tocara el techo de la banda (que al principio era entre $1.000 y $1.400 y se ajustaba a diario). Esto era parte de un acuerdo más grande, con un préstamo de 20.000 millones de dólares, para cuidar las reservas y mantener la economía estable, evitando intervenciones que pudieran distorsionar el libre juego de la oferta y la demanda.
Pero como el dólar subió mucho, llegando el lunes a $1.385 (su nivel nominal más alto frente a un techo de $1.467), el Gobierno decidió darle prioridad a frenar la inflación. Lo clave de esta autorización del FMI es que la intervención oficial en el mercado cambiario solo se permitirá si se usan “recursos del superávit” fiscal.
Según gente del Palacio de Hacienda, el FMI dio el visto bueno después de hablar con el Gobierno, asegurando que las ventas de dólares no afectan las reservas netas del Banco Central ni aumentan la deuda pública. “Al Fondo Monetario le pareció genial”, dijo anoche Federico Furiase, director del BCRA, y aclaró que las operaciones se van a financiar solo con excedentes del presupuesto, sin emitir plata ni pedir préstamos que puedan desestabilizar el plan de ajuste.
El poder de fuego del Tesoro: la pregunta del mercado
Aunque el Gobierno anunció un superávit fiscal primario de $1,74 billones en julio (con un crecimiento del 41% interanual) y un pequeño déficit financiero de $168.515 millones, si se tienen en cuenta los intereses de la deuda que suelen capitalizarse (como los de las Lecaps y otros instrumentos), el déficit financiero es mucho más grande. Según cálculos con datos oficiales, los intereses capitalizables en julio llegaron a $19 billones, casi cinco veces lo que se estima para el pago de jubilaciones ese mes ($4,6 billones), lo que aumenta mucho la deuda bruta y pone en duda si el superávit anunciado se puede mantener a mediano plazo.
La condición del FMI para intervenir no es poca cosa. Implica un control estricto sobre de dónde viene la plata, limitando la capacidad del Gobierno para reaccionar a problemas cambiarios inesperados. Si bien el superávit fiscal ha sido clave en el modelo económico actual, su sostenibilidad depende de cosas como el crecimiento, la recaudación de impuestos y el control del gasto público. Cualquier desvío podría hacer que el Tesoro reciba críticas por incumplimiento, lo que podría activar revisiones del acuerdo con el FMI y afectar la confianza de los inversores internacionales, algo que, de hecho, ya pasó en las últimas horas. Caídas de hasta 3% en los bonos soberanos y la subida del riesgo país hacia los 950 puntos básicos lo demuestran.
Qué piensa hacer el Gobierno con las bandas del dólar
Pero hay más. A pesar de que el Tesoro está interviniendo activamente, el Gobierno sigue diciendo que el sistema de bandas cambiarias sigue igual. Según Furiase, las ventas de dólares del Tesoro son puntuales y temporales, motivadas por la tensión preelectoral en los mercados, y no significan un cambio en el esquema de flotación establecido. El funcionario del equipo económico recalcó que estas operaciones no usan reservas del BCRA ni fondos del FMI, sino que buscan dar liquidez para calmar el ruido político, mientras reafirmó que las bandas siguen funcionando como marco regulatorio.
Sin embargo, el mercado ya había notado movimientos la semana pasada, con estimaciones de la consultora 1816 que hablaban de ventas de 300 millones de dólares por parte del Tesoro en las últimas dos semanas, que al principio se justificaron como operaciones para provincias con vencimientos de deuda. Este martes, el Tesoro volvió a intervenir, logrando contener el dólar por un tiempo, aunque sigue habiendo dudas sobre si podrán mantener estas operaciones sin afectar los recursos fiscales. Esta insistencia en que el sistema de bandas sigue vigente plantea un debate sobre la verdadera naturaleza de la intervención.