La familia del fotógrafo Pablo Grillo confirmó que su estado de salud volvió a complicarse y que debió regresar a terapia intensiva. El joven fue alcanzado por un disparo de gas lacrimógeno lanzado por Gendarmería el pasado 12 de marzo durante una protesta de jubilados en las inmediaciones del Congreso, episodio que lo dejó con graves secuelas neurológicas.
En un comunicado difundido en la cuenta de Instagram «Justicia por Pablo Grillo», sus allegados advirtieron: «No está teniendo la evolución que se espera». Si bien señalaron que el paciente se encuentra «clínicamente estable», explicaron que «neurológicamente está en una meseta» y que el líquido cefalorraquídeo no alcanza para cubrir todo su cerebro. Esa situación generó nuevas complicaciones que motivaron su regreso a una sala de cuidados intensivos.
Su familia recordó que a mediados de agosto se había programado una operación en el Hospital Ramos Mejía para colocarle una prótesis 3D. En aquel momento, su hermano Emiliano había señalado que la intervención buscaba mejorar la evolución de Pablo, quien llevaba meses en un proceso de rehabilitación. Sin embargo, los últimos estudios médicos arrojaron resultados preocupantes.
En qué empeoró Pablo Grillo
Según contaron, la tomografía más reciente reveló que «el ventrículo cerebral derecho estaría dilatándose más que el izquierdo» y que la válvula encargada de controlar el líquido cefalorraquídeo podría no estar funcionando correctamente. Frente a ese diagnóstico, los médicos determinaron la necesidad de una nueva cirugía para cerrar manualmente la válvula mediante una incisión.
La operación finalmente se realizó este miércoles. Así lo confirmó Fabián Grillo, padre del fotógrafo, en declaraciones dijo: «Se le cerró el drenaje de la válvula que le habían colocado y están viendo que posiblemente esté funcionando mal o en demasía. Hoy le harán una tomografía». El padre describió el procedimiento como una intervención menor, con anestesia local, y aclaró que el equipo médico aguardará la evolución para definir próximos pasos.
La familia insistió en que Pablo «continúa luchando» y que recibe el apoyo constante de sus seres queridos. «Él siente y necesita el cariño que le hacen llegar. Gracias de corazón», escribieron en el comunicado difundido horas antes de la intervención.
Cabe recordar que el 2 de junio Grillo había recibido el alta del Ramos Mejía después de casi tres meses internado, y fue trasladado al Hospital Manuel Rocca, un centro de rehabilitación, donde prosiguió su recuperación. El empeoramiento de su cuadro obliga ahora a redoblar la atención médica en un contexto donde los familiares mantienen la expectativa de que pueda revertirse este delicado momento.